domingo, 4 de febrero de 2018

La ayahuasca

La ayahuasca o yagé, de origen amazónico,  es una de las plantas con propiedades psicoactivas más importantes del continentea americano, y tal vez del mundo. Se basa en una infusión de las hojas de una enredadera (el jagube cuyo nombre cientifico es Banisteriopsis caapi) que se mezcla con otros vegetales, generalmente las hojas de un arbusto, pariente del café, Psychotria viridis.
A dicha bebida se la conoce como ayahuasca, palabra quechua que quiere decir “vid del alma” . También se la llama yajé, caapi, mihi, dápa, kahi y pindé.
Ha sido utilizada por los pueblos nativos de la Amazonia y Mato Grosso desde tiempos inmemoriales. Su ingestión es una parte esencial de sus sistemas espirituales y religiosos,  así como la base de su medicina.
A pesar de su fuerte efecto, al ingerírsela en un marco ceremonial apropiado, la ayahuasca es completamente inocua. Al principio puede ocasionar náuseas y reacciones vomitivas, pero a continuación se desarrolla una sensación de bienestar.
El consumo de ayahuasca genera visiones de ricos colores, mensajes acerca de los orígenes del universo y de uno mismo, manifestaciones simbólicas de variado tipo y, durante las horas siguientes, una considerable agudización de los sentidos, aumento de la acuidad visual, auditiva y olfativa, apagamiento del ego, calma de la ansiedad, y otros síntomas similares.
El ingrediente principal, el Banisteria caapi, contiene varios alcaloides cuya combinación la hace poderosamente psicoactiva. Los principales son la harmalina, la harmina, D-tetrahydroharmina, N-Dimetilamina, y la dimetiltriptamina. La harmalina actúa sobre la serotonina del cerebro  produciendo la mayor parte de los efectos antes señalados. Por otra parte, la dimetiltriptamina o DMT es una de las sustancias más psicoactivas que se conocen, acentuando las propiedades de la infusión.

Los fundamentos de la ayahuasca
La utilización de la ayahuasca se basa en ciertos principios filosóficos bien descriptos por  Narby a partir de sus primeras reuniones con los chamanes ashaninca. A través del preparado los chamanes “conversaban, en medio de sus visiones, con las esencias animadas o espíritus de las plantas, que son las mismas para todos los seres vivos….la naturaleza es inteligente y maneja un lenguaje visual, no solamente a través de alucinaciones y sueños, sino también de signos concretos cotidianos.” … “Mira la forma- me decían ellos- es el signo que la naturaleza nos da.”4   
El propio Narby cuentas sus experiencias luego de ingerir la infusión.
“Tomé el líquido amargo y casi de inmediato las náuseas me invadieron. Ruperto empezó entonces a cantar melodías de una belleza estupenda. Las imágenes empezaron a inundar mi cabeza. Me encontré rodeado de serpientes enormes, con colores vivos y fluorescentes. Estaba aterrorizado. Las serpientes, que me parecían más verdaderas que en la naturaleza, me explicaron sin palabras que sólo era un ser humano. Me di cuenta de que lo que decían era completamente cierto… Vi también desfilar, por ejemplo, las nervaduras de una mano humana alternando con las nervaduras de una hoja. Las visiones desfilaban sin cesar, no podía recordarlas todas…. Al día siguiente, tuve por primera vez en mi vida, el sentimiento de pertenecer totalmente a la naturaleza.” 
Las sociedades criollas sudamericanas también han incorporado Banisteriopsis caapi por medio de comunidades o iglesias ceremoniales basadas en su consumo. En Brasil existen dos organizaciones principales dedicadas a la ingestión respetuosa de la infusión de ayahuasca: la União do Vegetal y el Santo Daime.
La União do Vegetal, originada entre los caboclos seringueiros del Acre, y ahora de amplia difusión, está presente en casi todas las ciudades de Brasil, e incluso fuera del país. Son una cincuentena de núcleos compuestos por varias decenas de personas, nunca en exceso de cien, constituyendo una feligresía total de más de 5000 miembros. União do Vegetal combina elementos de la cosmovisión indígena con visiones ecologistas del planeta, el universo y el rol de los seres humanos.
De "Pueblos, Drogas y Serpientes", D.Antón, Piriguazú Ediciones

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